Paso 1
Lo primero que haremos es conseguir que el perro siempre atienda a su nombre, para ello dejaremos al perro suelto en una zona controlada y lo dejaremos que vaya paseando. Iremos diciendo su nombre y premiando cada vez que se vuelva hacia nosotros. Veremos cómo cada vez se vuelve más rápido y con más ganas.
Esto mismo lo podemos ir repitiendo siempre que paseemos con él, cuando lo veamos distraído oliendo algo, le llamamos y premiamos su reacción.
Paso 2
El perro si sabe que tenemos premios en la mano, ira conectado con los premios, pero como ellos no son su guía lo que necesitamos es que conecte con nosotros. Para ello lo que haremos es lo siguiente. Con el premio en la mano se lo enseñamos al perro. El perro se quedara mirando el premio, en el momento que deje de mirar el premio y nos mire a los ojos se lo damos rápidamente.
Primero tendremos que poner el premio cerca de nuestra cara, y esperar aunque solo sea una pequeña desconexión del inductor para premiarlo. Poco a poco separaremos cada vez más el premio de nuestra cara, hasta alejarlo todo lo que nuestro brazo dé de si. De la misma forma cada vez iremos premiando solo aquellas veces en las que el perro se quede más tiempo mirándonos a los ojos y sin mirar el premio.